Intelectuales de baja intensidad.

 

Intelectuales de baja intensidad




La figura del intelectual suele pensarse como una suerte de conciencia moral del momento histórico. Desgraciadamente en México, esta función ha sido, al menos en los grandes medios corporativos privados, usurpada por una serie de personas coptadas desde el poder político y económico que por medio de “apapachos” se garantizó la existencia de una “crítica” mesurada, pero siempre dispuesta a acotarse a un marco de referencia inamovible: el neoliberalismo y sus políticas tecnocráticas.


Esta intelectualidad de baja intensidad, se volvió monopólica y no fue sino hasta recientemente que vemos aparecer otro tipo y forma de reflexiones en el ámbito de lo político y cultural, que ha ido abriéndose paso al margen de los grandes medios corporativos.


La intelectualidad de baja intensidad encabezada, entre otros por Krauze - un historiador de monografía- y Aguilar, un escritor para quien decir “mediocre” seríanun halago; se repartía el monopolio del pensamiento autorizado, jugando el juego de una centro derecha el primero y de una centro izquierda el segundo, mientras ambos recibían generosos “apapachos” para Letras libres y Nexos.


Patético el video de un “señoro” Krauze dirigiéndose a los jóvenes para pedirles que no votaran por la 4T con una condescendencia ofensiva, en la cual el subtexto era “no sean pendejos”. Y un Aguilar cada vez más delirante y haciendo ostentación de su ignorancia supina; ¿Cómo olvidar su sesudo análisis -digno de una comedia bufonesca- sobre los anticuerpos rusos, al oponerse a la vacuna Sputnik?


Secundan personajes que se piensan a sí mismos como la encarnación rediviva de la ilustración, Voltaires de pacotilla: Denisse Dresser que nos liberó de las cadenas y espera aser nombrada en los próximos gritos de independencia; Segio Aguayo, Leonardo Suckerman, Víctor Trujillo, el último de ellos claramente coptado por un medio propagandistico, etc. Quienes hablaban de que en el AIFA había un cerro, que la torre estaba chueca, y demás desde una soberbia rampante e insultante.


AMLO era un inepto aprendiz de tirano, pero ese inepto les dio tres vueltas, les puso a la candidata de oposición y -entre otras cosas - les quitó el protagonismo mediático del cual mamaban y por el cual chillan.


Nada más patético que personajes como Chumel, que era un bufón simpático, pero ahora se piensa intelectual, nuevo nini: ni simpático ni inteligente, se olvidó de que siempre fue una caricatura.


Es momento de que el pensamiento critico sea asumido por los ciudadanos, a los que esos “intelectuales de baja intensidad” despreciaron y desprecian desde su atalaya de papel que se les derrumba bajo los pies.



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