Relaciones amoroso sexuales entre analista y analizante.

A raíz de la denuncia que hizo hace un tiempo Guadalupe Loaeza respecto del abuso que vivió con su analista, José Cueli (AMP)me parece necesario hacer algunos comentarios.
El primero de ellos es que como analistas, estamos al tanto de los fenómenos transferenciales, la cura, el análisis ocurre en y por la transferencia, esto desde que Freud se percatara del peculiar vínculo que había ocurrido entre su maestro Breuer y Bertha Pappenheim, y que él mismo experimentaría algún tiempo después, cuando una de sus pacientes le echara los brazos al cuello pretendiendo besarlo. Freud se da cuenta de que no es por su galanura o que pudiera apuntarse una conquista, sino que ahí había un fenómeno que requería ser comprendido. De aquí en adelante podemos decir que el psicoanálisis pasa de ser una clínica del síntoma a ser una clínica de la transferencia.
Es obvio que quizá el analizante pueda ignorar esto, pero el analista no puede hacerlo. El análisis se debe fundamentar en una ética, el mismo Freud habla extensamente de esos en sus Consejos al Médico sobre el Tratamiento Psicoanalítico, señalando que el tratamiento debe sostenerse en la abstinencia. El entorno histórico lo mostraba, por ejemplo la relación de Jung con Sabina Spielreim, historia que el mismo Jung repitió años después con otra de sus pacientes y que podemos encontrar en bastantes casos, pienso por ejemplo la relación entre Otto Rank y Anais Nin. Freud no fue inmune e hizo cosas que hoy en día consideraríamos impensables como el análisis de su propia hija, Anna Freud, la relación paterno-filial que fantasmáticamente mantuvo hasta 1926 con Sergei Pankejeff (El hombre de los Lobos) y a la cual puede claramente achacarse el episodio paranoide de este último.
Hace algunos años discutí este tema con un conocido en Facebook que terminó por bloquearme. El decía que eso era caso por caso y que dependía de la demanda del analizante (Y de qué tan "buena" estuviera, supongo yo, que soy mal pensado) Esto es una excusa ridícula y absolutamente sin la menor ética. El argumentaba que podría ser válida cuando la demanda venía del paciente. Argumentos similares escuché en una conferencia que hubo en la Universidad de Londres hace algunos años y donde un dizque analista sostenía el mismo argumento, señalando que era “un regalo en lo Real” El supuesto analista fue después multitudinariamente acusado de acoso hacia sus alumnas y fue despedido.
En ese momento cuestionamos mi amiga y analista Lorena Nájera y yo este tipo de propuestas, señalando que atentaba contra una ética. Aclaro no es un argumento moral, en función de un deber ser, sino de lo que en ello mismo está en el eje del análisis, el encuentro del sujeto con el fantasma y con la imposibilidad misma de su deseo. Acaso este “analista” (que se decía lacaniano por cierto) pensaría que con él si habría relación sexual. Su argumento era que a él esto le pasaba muy seguido, le dije “claro, porque te colocas en ese lugar desde tu narcisismo y es tu fantasma el que pones en juego”. En el mismo sentido le argumenté “¿Y qué pasaría si la demanda viniera de un analizante homosexual, también le darías el “regalo en lo Real?. No contestó.

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