Las dos victorias de Trump, Cuatro años después.

 

Las dos victorias de Trump, Cuatro años después.



Hace 4 años, rumbo a las elecciones estadounidenses de 2016, publiqué este texto llamado “las dos victorias de Trump” donde planteaba lo que en ese momento consideraba una posibilidad real, y que a la larga resultó verdadera, que Donald Trump ganara las elecciones, pese a que una gran mayoría de opinadores lo consideraba imposible.


Mi argumento giraba en que eran factibles, no solo la victoria electoral, sino también la victoria ideológica, que mostraba una profunda ruptura en el establishment estadounidense, y que un personaje como Trump, con un discurso maniqueo de buenos y malos, había podido leer adecuadamente. Había al menos dos Estados Unidos, el liberal ilustrado con un espectro desde la derecha económica hasta una social democracia, que encarna también la lucha por derechos civiles de minorías, preocupaciones por el medio ambiente (cambio climático, facking, etc.) Y un Estados Unidos conservador y profundamente temeroso de perder (porque efectivamente ha ido perdiendo) lo que considera sus privilegios.


Acabado el New Deal que inauguró a partir de la posguerra un estado de crecimiento y prosperidad que fue el eje del american way of life y que tuvo como trasfondo la guerra fría, y que esencialmente aplicaba a las familias blancas; esos privilegios fueron perdiéndose paulatinamente y lo que surgía como derechos para las minorías, fueron percibidos como pérdida de privilegios, discurso subterráneo (ya no tanto) que latía debajo de la corrección política.


El mérito de Trump (si puede llamarse así) fue leer ese profundo descontento y poner sobre la mesa un retorno a ese pasado del cual esas clases se sentían despojadas. ¿Qué valor puede arrogarse un campesino u obrero iletrado de la América profunda -cuyo nivel económico se ha ido perdiendo conforme la economía se orienta hacia los servicios- más que el valor de ser blanco? De ahí que se vean los derechos a minorías (afroamericanos, latinos, asiáticos) como un atentado a ese referente del cual se sostiene su pretendida identidad, el WASP. (White, anglosaxon y protestant).


Ante esa opción, Trump prometió un regreso al antiguo orden sostenido en la diferencia esencial entre americanos de primera y americanos de segunda o tercera clase.


Si bien en el contexto económico ese retorno resulta imposible, Trump llevó a cabo acciones de un enorme valor simbólico para alimentar esas referencias (seguramente él también convencido), como retirarse de la OMS y del protocolo de Tokio al negar el cambio climático, bloquear el tratado Asia Pacífico e intentar cancelar el TLC (logró imponer una renegociación.) Además de gestos extravagantes como el dichoso “Great and beautiful wall”.


En sus actos políticos el discurso fue en favor de la segregación racial, por ejemplo al mimimizar los actos racistas diciendo que “de ambos lados habían buenas personas”, etc. Trump fue un catalizador que permitió decir a muchos “rednecks” lo que verdaderamente sienten y piensan - “Si el presidente lo dice y lo hace, por qué yo no”-


Trump despertó a esa América profunda y eso fue claro en las pasadas elecciones de noviembre. Biden obtuvo unos 80 millones de votos ciudadanos, pero Trump más de 75 millones. Es decir un país electoralmente dividido, aunque por el sistema electoral los llamados votos electorales le den un triunfo mayoritario a Biden. El trasfondo es que casi la mitad de los electores estadounidenses apoyan a Trump.


Ese fue mi argumento en 2016, la división ideológica que atravesaba Estados Unidos y que hoy, cuatro años depués, es mucho más manifiesta.


Se puede argumentar, con razón, que esos 75 millones de personas no son extremistas de derecha, lo cual es cierto; pero recordemos que en Estados, Unidos, antes de las torres gemelas, el 11 de septiembre de 2000, el mayor atentado fue cometido por un grupo estadounidense de extrema derecha contra oficinas del gobierno federal en Oklahoma el 19 de abril de 1995 con un camión bomba y que costó la vida de 168 personas.


Recordemos que hace unos días, antes de la invasión del capitolio, hubo un atentado con explosivos en Nashville, Tennesse que provocó varios heridos y daños materiales fue perpetrado también por un militante de extrema derecha, sin ir más lejos, en los acontecimientos de Washington, también se localizaron y desactivaron bombas caseras dejadas por un sospechoso en distintos lugares de la ciudad.



Atentado de Oklahoma City - Wikipedia, la enciclopedia libre

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